MARIA LAYA

sábado, 6 de diciembre de 2008

Reflexión


Estamos en un mundo donde cada quien pasa la vida sin percatarse de los daños que causamos a nuestro alrededor. El desprendimiento y derretimiento de las placas de hielo están ocasionando desastres y cambios climáticos que jamás pensaríamos ver.

Científicamente se estima que al planeta tierra le queda cuando mucho un siglo de vida, ¡Un siglo! Para muchos es suficiente, para otros es aterrador pensar en que mundo vivirán sus descendientes. Sin embargo aún no creamos conciencia de lo delicado de este tema; sí, el mundo está hecho un caos (desastres naturales, guerras y todas sus consecuencias) y tantas otras cosas que nos han llevado a vivir de una manera tan fría y vacía como seres humanos. Pienso que es consecuencia de la eterna competencia por querer ser mejor que otro lo que nos ha llevado a ir dividiendo sociedades para convertirnos en individualistas, egoístas y arrogantes, sin pensar que la única manera de sobrevivir es ayudándonos los unos a los otros.

Aunque somos seres humanos podemos aprender mucho de la actitud animal, de como aquellos que por naturaleza les toca vivir de manera aislada y solitaria como el oso polar han estado en peligro de desaparecer desde hace varios años (claro está que no puede faltar la mano del hombre en ninguno de los dos casos) en comparación con aquellos que viven en manadas y se ayudan entre ellos para subsistir como los leones o los suricatos. Debemos tomar conciencia de que si no empezamos a pensar en grupo y hacer lo necesario para conservar el ambiente, seguiremos llevándonos a nuestro fin irreparable.